Participación de Indonesia en la cumbre 2021 G-20: Takeaways clave

A finales de octubre, Italia acogió la cumbre del G-20 en medio de otro año de pandemia. Los impactos multidominio de la pandemia se reflejan en el tema de la Cumbre del G-20 de este año: Gente, Planeta, Prosperidad. Nuestro mundo y, en particular, las naciones del G-20 están luchando con las consecuencias devastadoras de la pandemia de COVID-19, que puso en peligro tanto la seguridad humana como el bienestar económico. Al mismo tiempo, el cambio climático amenaza continuamente la seguridad de la población mundial.

Por lo tanto, la Cumbre del G-20 en Roma fue de hecho muy crucial, ya que se le encomendó trabajar no solo para abordar las consecuencias de la pandemia sino, lo que es más importante, para reafirmar la integridad y la durabilidad del multilateralismo.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, comúnmente conocido como Jokowi, asistió a la Cumbre del G-20 con numerosos puntos importantes en la agenda, como participar en la sesión de Economía Global y Salud y reunirse con algunos de sus homólogos. Logró tener reuniones paralelas con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Las reuniones de líderes fueron muy relevantes después de casi dos años de reuniones virtuales y después de los recientes desarrollos relacionados con AUKUS en la región.

Dado que la salud y la economía están muy interrelacionadas durante esta pandemia, los líderes del G-20 acordaron varios enfoques. Acordaron establecer una estrategia más sólida de preparación para una pandemia, incluida la creación de protocolos de salud entre los estados y la gobernanza más allá de la OMS para la mitigación de enfermedades y la financiación. Desde el inicio de la pandemia, cada nación tendió a movilizar sus propios recursos y centrarse en su territorio, en lugar de priorizar ayudar a otros países necesitados.

Jokowi resumió el problema con un mensaje de una sola línea: fortalecer la infraestructura sanitaria mundial. Su referencia a la gestión de la salud pública como infraestructura destaca que debe ser gobernada de manera estable, sostenible y sistémica, no solo a través de mecanismos temporales.

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Indonesia también participó activamente en el proceso de impulsar un ecosistema financiero resistente y sostenible. Como una de las principales preocupaciones de Indonesia, Jokowi instó a todas las naciones del G-20 a promover la inclusión financiera, en particular de las pequeñas y medianas empresas (PYME) y las personas que no son accesibles a través de los servicios bancarios. Indonesia ha pedido repetidamente una reforma financiera global, incluso proponiendo la Red de Seguridad Financiera Global para ayudar a los países pobres y subdesarrollados a sobrevivir en medio de la crisis financiera y la alta carga de la deuda.

Dos de los temas de la declaración del G-20 que más se asocian con Indonesia son la inversión en infraestructura y la economía digital. Los líderes del G-20 se comprometieron a desarrollar una mayor colaboración en la movilización de inversiones públicas y privadas en el desarrollo de infraestructura. Reconociendo el papel esencial de la tecnología en la recuperación económica global, las naciones del G-20 también acordaron reforzar la cooperación internacional hacia la transformación e inclusión digital. En línea con los comentarios de Jokowis en la Cumbre de Negocios e Inversión de la ASEAN una semana antes, Indonesia está lista para contribuir a impulsar la economía global y regional para que sea transformadora y se adapte al mundo digital.

Otras cláusulas en la declaración del G-20 cubrieron los esfuerzos para proporcionar financiamiento sostenible para mitigar y adaptarse al cambio climático. Los mandatarios recordaron la meta de movilizar 100.000 millones de dólares anuales hasta 2025, que entregarán los estados desarrollados para apoyar a los países en desarrollo en la lucha contra el cambio climático. Indonesia, al igual que otros países en desarrollo, insiste en que la transición energética y todos los esfuerzos para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas deben ser asequibles. La financiación para cumplir con los compromisos sobre el cambio climático es esencial, y eso es lo que Indonesia ha estado presionando.

El G-20 en Italia tuvo un significado especial para Yakarta, ya que Indonesia asumió la presidencia para el año 2022. El liderazgo es políticamente una gran prueba para el compromiso de política exterior de Jokowi, que se describe principalmente como introspectivo y pragmático. Como presidente del G-20 el próximo año, Indonesia no solo es responsable de demostrar la resiliencia económica del país, sino también de demostrar su influencia en la navegación por la dirección futura del multilateralismo. Algunas palabras clave permanecerán en la parte superior de las directrices del G-20 de Indonesia: la promoción de una economía global resiliente, estable, sostenible e inclusiva. La pregunta es cómo se traducirán esas palabras clave en políticas concretas y procesables al final.

El G-20 en Indonesia se convocará después de tres años de pandemia, lo que significa que la recuperación económica real y tangible ya no debe ser opcional. La comunidad internacional también cuestionará la implementación de seguimiento de las promesas hechas en la COP26. El G-20 en Italia fue condenado por falta de ambición y visión y por no cumplir con el momento de la COP26, particularmente al establecer un objetivo borroso de emisiones netas de carbono cero. Una condena similar podría aparecer el próximo año después de la cumbre en Indonesia si los resultados climáticos siguen siendo poco ambiciosos y poco claros.

El G-20 en Roma también se llenó de matices de competencia entre las grandes potencias. El presidente de EE. UU., Joe Biden, criticó abiertamente a China y Rusia por no presentarse en la cumbre o COP26 y no participar directamente en diálogos importantes. Indonesia enfrentará una ardua batalla para garantizar que la competencia estratégica entre las grandes economías pueda convertirse en resultados constructivos y saludables durante su año de liderazgo en el G-20.

La declaración que siguió a la Cumbre del G-20 en Roma está llena de reconocimientos, afirmaciones y repeticiones de lo que las naciones más ricas del mundo han estado haciendo en el pasado. En el lado positivo, existe el objetivo de que estas políticas sean sostenibles e integradas a otras resoluciones relevantes; sin embargo, el G-20 necesita traer nuevas ideas y aspiraciones para que no sea visto simplemente como un árbol de Navidad con adornos usados.